Opinión

Opinión: Los cambios en el interés ciudadano

Por Osvaldo Soto / 4 de mayo de 2021
Columna de Víctor Pineda Riveros, el francotirador en la ribera.
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Los periodistas sabemos muy bien que cuando un hecho, por grandioso o aterrador que resulte, permanece durante un periodo más o menos prolongado en los titulares de los medios, comienza a enfriarse en la cabeza de los consumidores de noticias. El anzuelo no desaparece por completo, pero de a poco se sumerge.

Es lo que he observado en los días precedentes en la revisión diaria que realizo haciendo zapping entre prensa, tele, radio y RRSS, que no es muy intensa, porque me enredo fácil con algún western, por mucho que sea uno de esos que vengo viendo desde mi adolescencia; o un documental sobre un tema histórico o relacionado con las bellas artes (siempre que no sea de esos que aburren hasta a un monje de claustro).

Por ejemplo, ya estoy echando de menos al doctor Ugarte, porque en los últimos días prácticamente todo se ha volcado hacia los proyectos de retiro del tercer 10 por ciento y sus múltiples implicancias. Lo peor para mí, es que ya me dijeron que no tengo velas en ese entierro. Acabo de descubrir que me quieren incluir en la lista de la revista Forbes y no sé con qué ropa me vieron. ¡Sátrapas!. 

Opinan los expertos, los involucrados, los que iban pasando por la calle justo cuando un notero de la tele necesitaba una voz diferente. También se suman los inexpertos, los que no están involucrados y hasta los que van pasando por una calle lejana al colega ávido de meter la cuchara.

También hablan los que siguen dispuestos a ver los 18.768 capítulos de Moisés y los diez mil Mandamientos, los que quieren mandar de vuelta a los brazos de Maduro al DT Dudamel y los que tropiezan con los bloques de concreto que los muchachos de la muni o algún ministerio dejan a la pasada de los peatones, tal como lo hacen sus colegas de las constructoras que se empeñan en cambiar el rostro a Valdivia, aunque por ahí quieren que demuelan todo lo que ya han avanzado.

No soy sociólogo o psicólogo social como para decir con fundamentos que muchas personas prefieren lo alternativo a las dramáticas cifras que sigue dejando el maldito virus. En lo que están plenamente de acuerdo los profesionales y estudiosos es que, además de los contagios plenamente tales, el daño a la salud mental de moscovitas, neoyorquinos o futroninos es tan enorme que puede dejar secuelas igualmente grandes. Yo intento impedir que se me pelen más los cables con largas conversaciones con Terry y Julián, los habitantes más jóvenes de mi hogar. Uno por lo menos me mueve la cola y el otro permanece indiferente, como buen gato.

Concluyo estas líneas con un llamado insistente a no dejar demasiado en segundo plano el terrible problema del coronavirus.  Todavía estamos en medio de la tragedia y si queremos ayudarnos a ver la luz al final del túnel, no hay que aflojar. No quiero ver replicadas entre nosotros imágenes como las llegadas desde la vieja y sabia Europa, con marchas callejeras bajo el lema Sácate la mascarilla. ¿Rebeldes con o sin causa? ¿Se asustará el virus si nos hacemos los choros?     

Víctor Pineda Riveros
Periodista

     

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